Diálogos Filosóficos

Tras más de 20 años facilitando diálogos filosóficos en Bibliotecas Públicas (inicialmente llamados cafés filosóficos), con un total de más de 500 encuentros, y habiendo sido pionera de esta actividad en España, presento brevemente mi manera de entender dichos encuentros.

Son encuentros de entre una hora y media y dos horas de duración, que tienen lugar de modo presencial o por videoconferencia (por las circunstancias singulares de este 2020), con un número ideal de asistentes que ronda las veinte personas.

Los diálogos filosóficos son encuentros liderados por un filósofo, en los que se trata de indagar conjuntamente en un tema existencial de carácter universal previamente elegido. Es importante que la pregunta sea concreta y radical, es decir, que sea una cuestión que toque la raíz de la existencia humana.

«El diálogo hace posible la presencia de una corriente de significado en el seno del grupo, a partir de la cual puede emerger una nueva comprensión, algo creativo que no se hallaba, en modo alguno, en el momento de partida».

David Bohm

¿Qué no es el diálogo filosófico?

El diálogo filosófico tal y como lo proponemos se distingue de un debate porque este último se caracteriza por la defensa de una opinión que uno ya tiene a priori sobre el tema planteado y donde vamos a intentar defender nuestra posición o intentar convencer al otro.

También es diferente de una tertulia, pues generalmente, aun sin discusión o confrontación como en el debate, esta se reduce a escucharnos sin más e ir añadiendo opinión tras opinión a modo de monólogos, resultando así el encuentro una mera yuxtaposición de opiniones.

«Alguien puede que se pregunte: ¿por qué reflexionar  sobre una cuestión que no podemos resolver? Quien pretendiera interesarse exclusivamente en problemas que pueden ser resueltos (y por tanto suprimidos en tanto que problemas) debería renunciar a filosofar».

André Comte-Sponville

¿Qué es?

En nuestros diálogos, el filósofo ofrece pautas para favorecer que el encuentro resulte, en la medida de lo posible, una auténtica indagación dialogada. Para ello el facilitador encarna una actitud indagativa y estimula a reflexionar serena y pacientemente sobre el tema planteado.

En este contexto, la duda es un factor fundamental, pues permite la profundización en todo diálogo filosófico con vocación investigadora. Consideramos que la pregunta es el acto fundacional de la filosofía e invitamos a reposar en la pregunta sin que esta nos incomode ni nos apresuremos a dar respuestas rápidas. Una primera pregunta que tiene la capacidad de dar lugar a un diálogo creativo nos hace avanzar en la medida en la que nos abre otros interrogantes.

El filósofo anima el diálogo principalmente mediante preguntas, poniendo en conexión unas intervenciones con otras, orientando, formulando cuestiones pertinentes y manteniendo centrado el encuentro. El diálogo ha de ser un movimiento vivo y creativo. Creer conocer de entrada la respuesta a la pregunta planteada y apresurarse a responder de forma inmediata con una respuesta ya sabida no es dialogar; dicho de otro modo, aferrarse a lo ya conocido no es descubrir (aunque, por supuesto, no obviamos nuestro bagaje de conocimientos y lecturas).

El encuentro resulta una espiral que va avanzando en preguntas concéntricas hacia una mayor profundización de la cuestión planteada en el inicio.

Finalmente asistimos a una bella paradoja en el desarrollo de dicha actividad: cada uno de los participantes se hace indispensable, pero, a su vez, el diálogo puede arribar a lugares insospechados previamente para cada uno de los componentes del grupo por separado.

«Somos seres humanos, dotados de una increíble dignidad, pero no hay nada menos digno que olvidar nuestra grandeza y aferrarnos a un clavo ardiendo».

Peter Kingsley

Algunos ejemplos de preguntas con las que hemos abierto diálogos filosóficos:

  • ¿Cuál es el propósito de la educación?
  • ¿Sabemos amar?
  • ¿Nos interesa ser egoístas?
  • ¿En qué consiste el conocimiento de uno mismo?
  • ¿Como vivo el hecho de saberme finito?
  • ¿Hay un arte de vivir?…
Lee aquí opiniones de personas que asisten a los diálogos.

Si quieres participar en un diálogo (actualmente online via Zoom), escribe un email a filodialogosofia@gmail.com o ve a la sección de Actividades.  

Y si quieres saber más sobre lo que decía ya la prensa entre el año 2005 y 2012 de mis diálogos filosóficos, pincha aquí. Encontrarás artículos en medios como la revista Tiempo, el País Semanal, etc.