Luisa crea un espacio de crecimiento y de tolerancia al hilo de la reflexión de muy diferentes miradas. Se da una unión entre personas que disfrutan de reencontrarse en ese ágora. Es un formato muy bonito y muy redondo, muy bien construido, y esa batuta invisible de Luisa…
Toda una experiencia vital e intelectual que ha mejorado mi vida en muchos sentidos. María Luisa ha sabido llevar la tertulia con una habilidad y buen sentido que asombra a todo el que ha participado en ella. Altamente recomendable para todo aquel que tenga inquietudes y busque respuestas.
En todas las ciudades hay infinidad de gimnasios para cuidar la salud del cuerpo.
Hay hasta cadenas de franquicias de gimnasios.
Se promueve y se cuida la salud física pero no ocurre lo mismo con la salud y cuidado de la mente.
Se cuida la elasticidad, tono y capacidad del cuerpo pero no así de la mente.
No hay espacios para cuidar ese órgano del cuerpo, que no sea memorizar y acumular. Para después usarlo o explotarlo para producir beneficio material, haciéndose rígido y mecánico ese órgano. Pero no se cuida su elasticidad y adaptación, o la capacidad de percibir o de darse cuenta de las cosas. De cuestionar o de ver su propia rigidez o estancamiento.
No hay espacios así.
No hay gimnasios de la mente en las ciudades, para salir de la zona de confort y estancamiento mental.
Quizás es lo que menos interesa a poderes y estamentos, o a nuestra comodidad mental en inercias de tradiciones repetidas.
Pero de igual forma que es responsabilidad nuestra la salud física, lo es la salud mental. No se puede dejar solo en los especialistas, ya tienen demasiado trabajo y es muy infantil hacerlo.
Ellos están para los casos graves, pero antes de llegar ahí, está lo que nosotros debemos hacer. Por responsabilidad por nosotros y por los demás.
Quizás el estado de absurdo, sinsentido y vacío que hay en la sociedad sea por todo esto. Son urgentes los espacios donde las personas puedan ver y aprender junto a otras personas a ejercitar el cuestionamiento del propio proceso interno para permitir la elasticidad mental. Donde ejercitar la elasticidad, adaptación, tolerancia, aprendizaje, atención, escucha y consideración mutua, indagación, reflexión, etc. En nuestra mente y en la mente de todos.
La salud mental es algo de todos.
Es por esto que son tan importantes los diálogos filosóficos.
Desde 2006 que me tropecé con un diálogo suyo en la biblioteca no me pierdo ninguno. En ellos encuentro el placer de pensar y de la comunicación. La respuesta correcta se obtiene con la pregunta adecuada. Es lo que hace Luisa sutilmente avivando con las preguntas el fuego que parece arder dentro del grupo. Nos ilumina y reconforta y las vamos alimentando todos con nuestro punto de vista. Se crea una tormenta de ideas con las que siempre salgo enriquecido.
Me acerqué a las tertulias filosóficas conducidas por Luisa en octubre del año 2019 y desde los primeros momentos me engancharon. La fórmula del diálogo filosófico con aproximaciones a temas de interés desde la humildad, la sinceridad y el respeto, las búsquedas individuales y colectivas que se propusieron, el ejercicio de escuchar... hicieron de esas horas momentos sumamente enriquecedores. Espero re engancharme en breve. Gracias, Luisa.
Me gusta cómo se desarrollan los diálogos, los temas que se proponen, la capacidad de hacer preguntas, el sentido de introspección y las sugerencias de lecturas relacionadas con el tema en cuestión.
Para mí, el diálogo filosófico es un encuentro con lo específicamente humano: las preguntas. No consiste solo en hablar de filosofía sino de practicarla en un espacio que invita a la atención, la investigación y el respeto.